lunes, 20 de junio de 2011

Los Derechos Humanos son para los Humanos Derechos

En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una carta de una madre a otra, y lo hago porque creo nos suceden cuestiones bastante similares a todos nosotros a lo largo de nuestras vidas y si esto me pegó fuerte tal vez a ustedes también lo haga. Al igual que los filósofos, psicólogos y algunos comunicadores sociales son disparadores de nuestra verdad, nos hacen ver nuestra verdad en diferentes temas porque ellos nos plantean la de ellos.
Cuando un grupo de madres y familiares en las afuera de una unidad penitenciaria, reclamaban ciertos beneficios para los familiares presos y ellos mismos, una madre televidente reconoce a la mamá del asesino de su hijo que en la actualidad se encuentra preso en el presidio donde está la manifestación y decidió enviarle una carta que reza lo siguiente:

DE MADRE A MADRE:


"Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV, en la reciente manifestación en favor de la reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a sus familiares, y con mejores prestaciones.


Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que supone económicamente para tí, ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.


Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo, y que contabas con el apoyo de algunas organizaciones y sindicatos populistas, comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONGs etc. etc.


Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.


Enorme es la distancia que me separa de mi hijo.
Trabajando mucho y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos, porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia.
Felizmente, también cuento con el apoyo de amigos, familia, etc.
Si aún no me reconoces, yo soy la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores, y que fue asaltado y herido mortalmente a balazos disparados por tu hijo.
En la próxima visita, cuando tú estés abrazando y besando a tu hijo en la cárcel yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba, en el cementerio.
¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un colchón y comiendo todos los días. O dicho de otro modo: seguiré sosteniendo a tu hijo malhechor.
Ni a mi casa, ni en el cementerio, vino nunca ningún representante de esas entidades (ONGs), que tan solidarias son contigo, para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento.
¡Ni siquiera para decirme cuáles son MIS DERECHOS!

¡Si estás de acuerdo con esta carta, hazla circular!
Quizás entre todos, podamos revertir estos valores que existen en nuestro país, donde los delincuentes, ladrones, terroristas y corruptos tienen más derechos que los ciudadanos honrados y trabajadores, que sólo queremos vivir en paz.
LOS DERECHOS HUMANOS SON PARA LOS HUMANO DERECHOS.

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